19 de junio de 2015

Fanfics.

Por @engentada.
Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.
No, de verdad.
Durante la secundaria atraviesa uno normalmente por muchísimos cambios. Y uno de los más significativos fue mi carácter.
Yo solía ser la típica niña callada, que disfrutaba simplemente de quedarse refugiada en la frescura del salón de clases dibujando o leyendo que salir a correr como endemoniada a un patio a 40° de temperatura. Esa clase de persona que cuando empieza a hablar demasiado rápido o demasiado fuerte porque le apasiona el tema, se disculpa. Nunca fue con afán de agradar, más bien de no desagradar. Era muy retraída, y sin embargo siempre he sido una persona muy relajada y tranquila, especialmente en el ámbito académico; la educación básica no me costó ningún trabajo y sacaba 9 sin considerar que me estuviera esforzando.
Y también, siempre he sido BIEN PINCHE OTAKU.
Seguramente una de las primeras series de anime que vi fue Saint Seiya, Remi, Candy Candy, Heidi, Fly, La Princesa Caballero, Mazinger Z, Meteoro o alguna contemporánea. La televisión abierta hizo posible que yo viera series que mi hermano ya había disfrutado años atrás, y no le hice ningún asco a los monitos japoneses de ojos enormes e historias alocadas. A través de Super Campeones, Dragon Ball, Zenki, Las Guerreras Mágicas y Sailor Moon fui creciendo y cada vez me interesaban menos y menos otras opciones de animación (a excepción de Disney porque, pues, DISNEY). Para cuando llegó Pokémon a Cartoon Network yo ya era una otaku de pies a cabeza. Y me comenzaba a juntar con otakus igual o más otakus que yo, quienes me dieron a conocer series tanto anteriores como recientes. Y luego, Pokémon llegó a televisión abierta. Y con él, el merchandise creció y el fanbase creció al grado de que yo tenía primitos que nunca en la vida habían oído hablar del término “anime” que coleccionaban las tarjetitas y llenaban el álbum.
Por aquél entonces yo era una muchachita de primero de secundaria, con 11 años, con los ojos abiertos y la imaginación despierta. MUY despierta. Al grado de que de repente los arcos argumentales de mis series favoritas ya no me llenaban… y empecé a escribir.
Escribía lo que escribiría una niña de 11, obviamente sin ningún rasgo de carácter ni ninguna pretensión, más que  simplemente desahogar –y organizar -lo que yo imaginaba, de alguna manera. Mis universos alternos realmente no tenían ningún sentido, saltaban personajes de otras series por aquí y por allá sin razón aparente y tampoco sin continuidad. Pero lo disfrutaba. Evidentemente yo no sabía que lo que estaba haciendo no solamente yo lo hacía y que recibía el nombre de “fan fiction”. Simplemente escribía. Tenía una libreta que llevaba conmigo para todas partes (OHHHH GRAN GRAN ERROR), y si algo se me ocurría, lo escribía. Si me aburría, escribía. Si me sentía triste o frustrada o molesta, escribía. Nadie más lo leía, yo era la única que conocía su contenido y la única que tenía control total sobre todo eso que me hacía sentir bien.
Al menos hasta que cierta vez se me ocurrió llevar la libreta conmigo a casa de una tía en el DF.

Imagínense el ambiente en mi familia en ésa época, que la frase que voy a utilizar es “en ésa casa, yo estaba al final de la cadena alimenticia”. Los niños que se quejan de bullying hoy en día no podrían soportar una sola hora con mi familia. Por ello, casi siempre me la pasaba sola. El jardín de mi tía era muy grande y allá me pasé cierto día varias horas contemplando la vida pasar, caminando de un lado a otro, disfrutando el aire fresco. No se me hacía raro que nadie hubiese venido a molestar porque usualmente jugábamos dentro. Al hacerse de noche, resolví que sería mejor entrar, por aquello de los mosquitos. De repente escuché carcajadas dentro del cuarto de mi prima, en donde me quedaba a dormir. Entré y, OBVIAMENTE, estaban leyendo mi libreta. Específicamente estaban leyendo una carta que escribí desde la perspectiva de Misty, envolvía un universo alterno de Pokémon en donde ella se separaba del grupo y confesaba finalmente lo que sentía por Ash (SHIPPERS ALWAYS GONNA SHIP). Cuando entré me miraron todos y, OBVIAMENTE, empezaron a burlarse de mí. Va a sonar muy mamila pero la verdad no recuerdo mucho de lo que pasó después, seguramente les quité la libreta y corrí a esconderme por ahí a llorar.
En la escuela pasaba algo muy similar. De mis cuadernos desaparecían dibujos de los personajes que me gustaban o me robaban las cosas de uso común que llevaba a la escuela que tuvieran algo que ver con el anime. Sabía que no podía ser igual que ellos así que simplemente optaba por quedarme callada, cuando realmente ardía en ganas de poder gritarles que no sabían nada y que definitivamente yo no estaba equivocada por apasionarme por las cosas que me gustaban.
Hasta que me dije “¿y por qué no?”. No tenía por qué soportar ninguna de esas cosas. Me gustaba escribir. Me gustaba el anime. Me gustaba dibujar. Me gustaba peinarme como Sakura. Y ése día me puse a gritar como posesa en el salón a los que me molestaban. Grité que me dejaran en paz. Que nunca iban a entenderme y qué bueno. Que era demasiado para sus cerebritos de mico. Y entonces, uno a uno se fueron, dejándome sola con mi silencio y con la nueva fuerza que había encontrado: el poder de defender no en sí las cosas que me apasionan, sino a mí misma, a mis intereses, a mi personalidad y a mi entorno.
Continué escribiendo, dibujando y expresándome durante toda la preparatoria, que era un mundo muchísimo más abierto y amigable que la secundaria. Tenía amigos músicos, amigos otakus, amigos skaters y amigos escritores, y sobre todo, amigos sensibles que nunca me hacían menos por amar las cosas que amaban y al contrario, me impulsaban a ir siempre más lejos. Y por ellos estoy agradecida de no haberme dejado pisotear.

Unknown

Author & Editor

2 comentarios:

  1. Interesante, difícil vida me imagino que debiste tener por una sociedad que no deja desenvolver los gustos, la personalidad y los ideales, por el cristal inquisidor que busca burlarse o acosar lo que es difetente y auténtico.
    No creo que sirva de mucho obviar lo que imagino ya sabes y haces pero, se fuerte y defiende tu personalidad y tus gustos

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Sí, es un aspecto de nuestra sociedad que nunca pude y de verdad no creo alcanzar a entender en lo que me quede por vivir. Y sí, desde entonces he defendido furiosamente todo lo que me define como persona. :D

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biz.