La amante mira a su amado a través de la cortina, de esa aparente lejanía cuando él se encuentra en su interior.
Sus ojos perciben en esa silueta que por momentos se dibuja en la ventana, los vestigios de un fénix que teme levantar el vuelo otra vez, por miedo a volver al fuego. La amante sabe, que tal vez cuando él decida volar pase sobre su cabeza sin siquiera un minúsculo roce de sus alas; pero la duda que se incrusta en la palabra, esa que los optimistas llaman esperanza, hace que su cuerpo se transforme en una leve brisa que a su paso va dejando goteritas en la ventana; dibujando un porvenir con l
Así, el amado se siente cobijado por una soledad ficticia y sonríe porque sabe que si mira reconocerá una silueta en la ventana a través de los diamantes del futuro.
Del mismo modo la amante despierta con la luz del sol en su rostro y un majestuoso azul bordeando la luna que a estas horas de la mañana se rehúsa a despedirse. Y sonríe imaginando que a su lado está el amante mirando a través de la misma ventana.
Karla Arango R!
Unknown
Author & Editor
0 comentarios:
Publicar un comentario