Monterrey, 1986.
Mi viaje a otros universos lo separaba solo el cruce de una
calle. Casi en la esquina de Juarez con Tapia, justo antes de llegar al Teatro
Calderón, a un lado de una Tepachería sin nombre, estaba una revistería a la que acudía
puntualmente al salir de la escuela al mediodía. Y le digo revistería por
llamarla de alguna forma. En realidad el local era más bien una rara mezcla de
taquería, tienda y revistería, de hecho creo que las revistas eran más bien
para darle uso a una pared en la que no cabía ninguna otra cosa.
Dependiendo de mi presupuesto, entendiéndose por presupuesto
las ferias que olvidaban mis papás pedirme, era que decidía que revista
comprar. En un buen día me iba con hasta 6 revistas a casa pues en realidad
eran baratas.
Abundaba la oferta de libritos estilo
"Sensacionales", que iba desde aventuras de traileros hasta eróticas,
pasando por géneros del viejo oeste donde El Libro Vaquero era el rey
indiscutible. Mi favorita era el "Sensacional de Horror" que por un
tiempo fue mi vicio, hasta que luego descubrí que en realidad eran re-fritos de
historias de H. P. Lovecraft y E. A. Poe.
Luego venían los cómics como Simón Simonazo, El Tranzas,
Capulinita, El Mil Chistes. Me gustaban mucho, sobre todo el primer título. Sé
que en algún lado aun conservo la credencial de miembro de la Chizz Army.
El género de Lagrimas y Risas, Kalimán, Rarotonga, Memin
Pinguin, etc. nunca fueron muy de mi agrado. En mi mente el género era
"las revistas sepia". Solo la portada era muy colorida, pero al
abrirlas descubría que todo su contenido no solo estaba impreso en blanco y
negro, sino en un horrendo color sepia. Sentía que me estaban engañando y las
dejaba de lado.
Finalmente llegaba a mi sección favorita de superhéroes.
Obvio que Superman y Batman eran los dos títulos imprescindibles para mí. Me
tocó vivir el universo pre-Crisis, con un Superman capaz de sacar de órbita
planetas con su fuerza y un Batman regresando apenas a sus oscuros orígenes, más
violento y siniestro. Atrás había quedado el daño hecho por las caricaturas de
Los Superamigos, y estaba por iniciar el gran parte aguas que fue Crisis en
las Tierras Infinitas, recordando que acá en tierras mexicas nos llegaban con
retraso las historias y se vino editando tarde.
DC tenía todo lo que me gustaba. Cómics de equipos de héroes
que se la pasaban yendo y viniendo del futuro lejano como La Legión. Títulos
"raros" como Ragman y Manbat. Crossovers tan locos como la pelea de
Superman VS Mohamad Ali o con Captain Carrot (un super-conejo). Y unos Teen
Titans que aún conservaban forma humana antes de ser híper-caricaturizados.
Había cierto humor absurdo implícito en DC aquellos días, cosa que se ha
perdido hoy, quizá con excepción de The Flash.
Marvel para mí se reducía a tres títulos: Spiderman,
Fantastic Four y Avengers. La muerte de Gwen Stacy, el nacimiento de Franklin
Richards y Hércules como parte de Avengers, haciéndosela de tos a Thor. Si, con
Avengers Stan Lee se tomó muchas libertades, pero ejecutado con un humor muy a su estilo. Ha sido refrescante ver que este humor Marvel lo ha sabido trasladar a sus filmes.
A la vuelta de la esquina estaban por venir los 90´s y el
boom comiquero que se fue tan rápido como llegó. Pero esa, es otra historia.
...continuará
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