6 de enero de 2016

Perorata

No soy la única persona en este planeta.
De hecho somos varios.
La coincidencia viene en estar de acuerdo en estar en desacuerdo que el resto, usen su celular al momento que ingieren sus alimentos.
 

En los últimos meses, ha habido un creciente déficit alimentario en el que se ha manifestado que llegan pedazos de sus smartphones a sus estómagos.
Esto ha hecho evidente, que las modificaciones puedan estar sucediendo en el cuerpo humano.
 

Hemos visto cómo la frialdad se ha apoderado en una gran cantidad de gente. Sucesos como matanzas de algún ser vivo han pasado a ser parte de la cotidianidad.
O también por ejemplo, cómo un vegano, entre otros, no siente emoción alguna al comerse una de las plantas en su vida diaria.
 

Las relaciones que tenemos con nuestras mascotas o en su bien, en su estatus como hermanos o gran parte de nuestra familia que son, se han ido degradando. Denostamos estar dejando de ser primitivos para ser neo-primitivos.

Que las cosas básicas al desatenderlas las estamos fusionando con cosas que ahora permitimos se apropien de nuestra vida misma.


La ingesta de productos que no fueron hechos para ser comidos, lo estamos realizando y no sabemos hasta qué punto podamos convertirnos en algo que tal vez nunca llegamos a considerar.


Por otro lado, los microbios que estamos generando al acumular de otras actividades que antes no sucedían, nos están permeando.


La globalización que con tanta alarma se mencionó en la década de los noventa, ni siquiera ya ha tenido lugar a una discusión creativa, puesto que ya ha sido solidificada.


Seguiremos creciendo pero ya no de una forma única. Sino con rasgos desconocidos que posiblemente ni después de la vida, sabremos deducir.


Elijamos una vida difícil.

Si las generaciones anteriores pudieron lograrlo, nosotros también podremos hacerlo.
Sólo mirémonos a nosotros mismos, antes de que sea demasiado tarde.

Dick Laurent

Author & Editor

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