19 de octubre de 2015

Morning people

por @engentada.



Creo fervientemente que un factor decisivo en mi casi completa aversión al mundo es la gente. Eso, o tengo un poderoso sentido de la crítica, que va mucho más allá del nivel social y sanamente aceptable.

Admitámoslo, buena parte de nuestra percepción de los demás viene en realidad de nuestra capacidad de criticar, razonar, y emitir juicios. Perjudiciales o no, estos juicios son los que desde pequeños nos van forjando el criterio, y al menos en mi caso han funcionado a tal extremo que me descubro a veces siendo quizás demasiado sociópata como para disfrutar lo suficiente mi tránsito por la vida.

Hace apenas unas semanas tuve la buena suerte de ser escogida por una compañía para laborar como community manager. Estoy consciente del gran contraste que implica estar finalmente ligada al área de relaciones públicas cuando mi primer pensamiento ante una persona desconocida es "ALÉJATE", pero esta vez no hablaré de eso.

El punto en realidad es que como empleada de oficina tuve que romper mi rutina de NINIfreelance y levantarme temprano cada mañana para poder cumplir con un horario de trabajo, y aún más, abordar un autobús para trasladar mi bello y frágil ser durante 40 minutos a través de la ciudad. Gracias a la primera semana en esta rutina que sigue aproximadamente el 70% de la población de mi edad llegué a la conclusión de que en la mañana o a la gente se le acentúa lo idiota, o los humanos despreciables son los que salen más temprano de su casa.

No puedo quedarme con el simple "me cagan" y ya, eso no es gracioso y raya incluso en la misantropía por sí misma, y las cosas sin sustento son lo que le ha hecho tanto mal al mundo. No tanto daño como zona Maco o Martha Debayle, pero casi. Así que evitaré caer en eso y voy a analizar esto por partes.

¤La gente es más habladora.
No sé si se deba a que se trasladen en grupo o que la probabilidad de encontrar algún amigo que por desgracia los soporte sea mayor, pero encuentro a la gente que se traslada temprano particularmente habladora. No platicona, no, no vienen platicando. Vienen echándose un monólogo bastante extenso al respecto de temas que ciertamente sólo de escucharlos ya te matan neuronas. Como el tipo que es un entrepreneur incomprendido por su jefe, el wey que se la da de muy de mundo porque viaja un chingo pero no paga su educación privada porque vive con sus padres, o la tipa que se cree profunda y por eso corta con su novio igual de básico que ella. Los mamadores abundan. Y no sé por qué pero la gente que sale a la calle en la tarde es más silenciosa y agradable.
¤ Todos llevan prisa.
¿No pueden salir más temprano? Se hacen un favor a ustedes, a su empresa, y al mundo por ser un poco menos despreciables. Puede que suene descabellado pero si salen 10 minutos antes de lo que acostumbran, sus tiempos mejoran razonablemente.
¤Todos llevan mochilas grandes.
Si hay algo peor en este mundo que un camión lleno de gente, es un camión lleno de gente con mochilas y bultos enormes. Invariablemente se paran a tu lado y te embarran la mochila en la cara, o pasan junto a ti y te empujan. O vienen a tu lado y se te entierra algo que viene mal acomodado. Tienen maneras muy creativas de ampliar su volumen al doble, y más si son de los que van al gimnasio.
Estoy convencida por esta y muchas otras razones de que la hora hace que la gente se vuelva irracional, pero hay niveles.

Unknown

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