6 de agosto de 2015

La fiera que escama

Un pedo que tiene Monterrey es que ciertas zonas en las madrugadas no pasan los taxis.
No me refiero a lo que pasa como en cualquier otra ciudad donde las zonas marginadas o 'complicadas' e inseguras están inhabilitadas para disponer de este servicio.
Hablo de zonas que por equis razones y sin haber un motivo aparente por parte de los criterios de los taxistas o de los taxistas sin él, desaparece el fluído de éstos para dejarnos nula la opción de transporte público.
Ocurrió un martes saliendo del bar gargantúas. Habíamos tenido una función de cine gore oldie.
A un papanatas se le ocurrió la idea de irse al frente antes de comenzar la función, y gritar que si no se compraba la totalidad de la cerveza no pasaríamos de ser pinches buscagratis; término acusador que había emitido el jefe encargado del Departamento Publicitario en Arte y Cultura de Monterrey, y que lo había publicado en Facebook.
A empellones quisimos bajarlo del mini templete que había como escenario.
El vato era popular en el centro de la ciudad porque siempre andaba de pediche. Le decían Juan Penas.
Lo tachaban de pobre -aparte de apestoso- y sus formas que exhibían una lástima limosnera, le daba para su subsistir.
Pero eso sí, acá en el patio del gargantúas criticaba a la gente que no pagaba absolutamente nada al consumir algún tipo de arte.
Había un vato que le decíamos 'el cuiri', por marrano de morrillo y por mamado ya de grande.
Estaba con nosotros para ese ciclo del cine gore oldie porque le gustaba toda la mamada del thriller de michael jackson y por el bisnes pa la escuela.
Su papá le quiso meter gusto de stars wars pero nunca le cuajó.
Bueno pues el cuiri de un pinche madrazo tumbó al necio que nos obstruía para empezara a ver la peli ese día.
Lo agarró y se lo llevó a la banqueta afuera de la entrada del bar y dicen que le puso otros chingazos y que según lo dejó bien madreado.

Arrancamos la función y de los veinte cartones de cheve que teníamos, para la hora de la película ya se había terminado la mitad.
Se había puesto con madre el chupadero y pues eso nos daba buen augurio. Teníamos que sacar para la cuota interna de la facu de los siete cabrones que éramos los que participábamos en el ciclo.
Pero del chupadero calmado al estamos chupando tranquilo, y al paso para sacar la lana y que el petróleo está valiendo madre, pasan muchas cosas, por ejemplo que se aparezca nuevamente otro pendejo.

Se vino de la puerta de salida al patio, con unos botes de litros como los de las aguas locas, rellenos de agua caliente o echada a perder. Como si la hubiera puesto al sol toda la tarde. Era verano y pues estaba caliente.
Primero aventó como si estuviera bendiciendo el recinto, luego la regó como si fueran matas pero sin manguera.

Lo bueno fue que no mojó el bluray ni las bocinas.
Acabado el pedo y mientras le daban su madriza, gritaba que habíamos prometido incluir la de Las poquianchis.
Nos dieron casi las once, y alegres decidimos chingarnos el cartón que había quedado. Prácticamente era un hecho que ya habríamos completado la lana para las cuotas de la uni; de la función que nos quedaba para la otra semana, podríamos sacar para libros o para los camiones.

Ya que nos quedamos platicando y viendo pasear al gato que siempre pasaba por el borde de la barda al fondo del patio. Pensé que era el pinche antagonista de todas las funciones.
—No descansa porque luego se le antoja la vironga.
—Oye, que el puto de Larraz les dijo a las lesbianas cómo se chuparan la sangre en la película porque en su vida anterior fue vampiro.
—xDDD: —No seas mamón. ¿Oye, qué vas hacer con la lana de la otra función?
—Vete a la verga, ya quedamos.
—Pero no nos va alcanzar. Ni los libros ni los putos camiones.
—Pues como quieras pero la lana ahí va estar. Yo ya quiero salir. Igual luego vemos cómo sacamos más lana, wey.

Después de habernos chingado el cartón, el poncho fue por siete guamas al oxxo:
—Eh, dice la morra del oxxo que le robó el juanillo. Que junto con el otro chisqueado se metieron hasta el cuarto frío, después salieron a calentar agua al microondas.
—Con razón. Pinches putos.

Pasaron las dos y media de la mañana y nos salimos.

Nos distribuimos en tres dos y uno, porque el cuiri ya se habia ido con su gallo.
Quedamos poncho, kiko y tavo, ellos agarraron en una troca para santa catarina.
Después roller y pancho para la pastora, en taxi desde madero y escobedo, donde habíamos quedado nosotros tres.
La idea era primero agarrar carro yo pero al taxista le quedaba de camino pa el oriente.

3.03 AM,
3.11 AM,
3.28 AM, no se para.
3.41 AM,
3.59 AM, se para pero está ocupado, y me dice que mandará uno al escuchar para dónde voy y que tengo una hora esperando.

4.06 AM,
4.14 AM, —Épale, ¿usted es el chivo? —Era el juan penas limpio y perfumado—
....

Dick Laurent

Author & Editor

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