6 de enero de 2015

LRMP

Podría decirse que eran como murmuraciones.
Tal vez el motivo no era que les diera pena su plática, que mire, usted, de una vez le cuento, que yo soy una simple servilleta.
Había un festejo y yo por mi naturaleza no entendía bien qué pasaba. Sólo miraba que había chingos de ruedas de panes.
Había tres tipos coloridos de los que mencionaba aquí al principio que estaban con su plática. El derredor no era escuchable como la de estos humanos.
Decían, según mis entradas auditivas cercioraban, que andar de putos tras cuarenta años ya no dejaba.
—Empezamos a los diecinueve. Nada que ver ahora llegando a los sesenta. Esta flacidez; luego no tenemos seguro ni afore y renta depa toda la vida, ni el pinche infona.

Melchor y Gaspar se atragantaban con las flautas ahogadas en guacamole y lechuga sin un ápice de atención a Baltazar.

Las otras servilletas que estaban junto a mí no tenían vida. Quien sabe. Pero yo oía, pensaba, sentía, pero no cagaba, sólo limpiaba puesto que por eso aquí estaba.

Melchor se limpiaba con dos servilletas al mismo tiempo, era un asqueroso aunque no tanto como el Gaspar que a pura mano éstas se las enverdesía.

Soy puro de limpieza pues. Por eso hablo de eso y no digo nomás por decir. Yo limpiando al que me agarre, muero.
Sucio no sirvo y vivo únicamente limpio.
Sin usar y postrado en esta espera pues.

—De llamarnos Los reyes magos putos debimos llamarnos Los reyes magos....

Fushhhhh sheeeashhhhio shaaaaaffp

*Melchor toma, ensucia y tira la treceava servilleta de la comida

Dick Laurent

Author & Editor

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
biz.